miércoles, 7 de agosto de 2013

La ética y la moral

                                                          




La Ética y la Moral
           

                El terrible lastre de la sub cultura de la corrupción y el soborno como modo de  la acumulación de bienes y riquezas monetaria en Venezuela, existe en todos los sectores de la sociedad, en desmerito de la cultura del trabajo creador y productivo, una vieja enfermedad de la sociedad que viene arrastrando desde los tiempos de la corte del Rey Carlos IV, de las famosas fiestas secretas de la reina Maria Luisa, quienes regaron el germen de la podredumbre en la forma de gobernar en la pequeña provincia de la Venezuela de otrora.
        En la actualidad se une la violencia, hija de la corrupción, que baña de sangres las calles, no la sangre que purifica la patria que la dignifica aquella sangre forjadora de libertad de aquellos hombres y mujeres que nos heredaron la independencia.
        No es la sangre de la subcultura de la muerte, donde los medios de comunicación la utilizan, la promocionan, y la siembra en la psiquis de los usuarios, que como autómatas se sientan a recibir millones de informaciones violentas, que transforma la subjetividad  y la convicción de la imposibilidad de vivir en paz, en democracia y en la confianza de que es posible la realización del bien común.
        Si nosotros no cambiamos, de nada valdría cambiar la realidad exterior. Es por ello que es necesario el fortalecimiento de la ética en lo individual y luego en lo colectivo, basado en  las transformaciones sociales progresistas de los siglos XX, XXI son frutos en América de las revoluciones éticas, fundamentadas en la herencia legada de Simón Bolívar, basado en la cultura de la vida,   esencia de la cultura de nuestros ancestros, la armonía y el comportamientos en nuestra familias y en la sociedad, con la naturaleza y la convivencia por medio del consenso, equilibrio hombre naturaleza, donde todo es vida, donde todo está en su lugar, donde nada falta ni sobra, donde no se puede vender la tierra, ni el territorio.
        La ética y la moral busca afianzar los valores inalienables, que deben estar presentes en nuestras vidas cotidianas. El amor, la responsabilidad moral, porque todos somos ética y moralmente responsable de lo que está sucediendo en la actualidad, la corrupción en el estado hace que un niño sea más pobre, un niño que no puede ser niño, que no puede jugar, sin duda que será el criminal del mañana. Un recurso que se desvié de su cauce, sin duda en el pueblo traerá miseria y muerte.
        De aquí nace el sentimiento de solidaridad, de desprendimiento personal que debe tener todo ciudadano nacido en estas tierras,  se trata de comprender y aceptar que el ser corrupto es una escoria humana, piltrafa en la sociedad, que todos debemos de repudiar sin importar el color de su ideal, porque solo la miseria, es su piel, que lo envuelve, lleno de maldad, la ambición es el legado que persigue sin importar la causa de su acción.
        Todos debemos ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente, de cada quien según su trabajo, a cada cual según sus necesidades, todos estamos llamado a ser protagonistas en la construcción de una sociedad más humana, hagamos sentir el dedo acusador en todas partes, en todo momento, que no se sienta aceptados y ni siquiera bienvenidos, a compartir con personas justas.
                   
        Porque jamás aceptaremos como normal esta conducta ambiciosa y ruin como algo normal de la sociedad, la ética y la moral, en el fondo, trata de la vida humana y busca esa fuerza creadora que nos haga sentir personas con dignidad.
        La ética y la moral nos llaman a transformarnos en hombres nuevos, que no pude pensarse ni concebirse uno sin lo otro, la conciencia moral constituye el motor para dejar atrás la prehistoria humana, y entrar definitivamente  a la verdadera historia, la sociedad realmente humanista.        
           

              






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